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Libros publicados en 2006

Artifex 3ª Época volúmen 3

Artifex 3ª Época volúmen 3

Comentario:

 

Si hace no demasiado tiempo lamentábamos la cada vez más residual presencia de la ciencia ficción en las páginas de Artifex, la antología más señera de género fantástico en España responde con este volumen temático. Una selección que incluye firmas de prestigio y un par de cuentos galardonados en dos de los premios más representativos del panorama actual. Desgraciadamente, las expectativas no se vieron cumplidas del todo y el libro arroja un balance bastante claro: la ciencia ficción breve contemporánea sigue sin poderse equiparar en cuanto a calidad literaria con la fortaleza demostrada por la fantasía y fantasía oscura.

 

Pese a todo, el libro ofrece una decena de narraciones entre las que se incluye alguna obra realmente destacable, historias que el prólogo insiste en ubicar en el futuro próximo cuando lo cierto es que varias historias (especialmente las dos ciberpunk y la ucronía final) son muy difícilmente extrapolables a nuestra realidad más cercana.

 

Incluye:

"Argos", de José Antonio Cotrina

"200", de Santiago Eximeno

"La última visita", de Iván Olmedo

"Morfeo verdugo", de Yoss

"La balada del hombre anuncio", de Alfredo Álamo

"No me pongas esa cara", de Tomás Donaire

"Lo que significa tu nombre", de Víctor M. Gallardo

"Un día en la vida de una mente despierta", de Hernán Domínguez Nimo

"Bidesari", de José Ramón Vázquez

"Víctima y verdugo", de Eduardo Vaquerizo

 

Valoración: Interesante

"Argos", de José Antonio Cotrina

Premio Alberto Magno 2005

 

El mundo del futuro es digital. Las esferas personales de información permiten al usuario conectarse a cadenas de noticias que transmiten en tiempo real las experiencias de sus reporteros, engancharse al último sensodrama de moda o descargarse paquetes de conocimientos en la memoria a largo plazo. Son las maravillas del futuro, sólo al alcance de los más ricos.

 

Bernard y Susan son dos jóvenes que gustan del riesgo, él contrabandista de nanotecnología (bioware pirata) y ella conductora de aeromóvil. Cuando el hermano de Bernard muere por sobredosis de una extraña droga retro, todo el mundo coincide en el veredicto: suicidio; todos, menos Bernard. El muchacho, criado a la sombra de las proezas como hacker de su hermano, decide rastrear sus últimos movimientos en la red y no tarda en descubrir una trama tras la que se oculta un nombre en clave: “Argos”, conectada de alguna manera con Fuerza internacional, la única fuerza bélica legal del planeta.

 

José Antonio Cotrina cuenta en su haber con narraciones de muy diferente signo. En sus cuentos ciberpunk suele primar la acción y el efectismo visual sobre los personajes y el acabado formal, empleando una ambientación bastante estereotipada en la que mega-corporaciones globales planean hacerse con el control del mundo y sus habitantes. En cambio, es en sus narraciones de fantasía donde más y mejor brilla su faceta de estilista, con planteamientos originales y, en general, mucho mejor escritos. Esta novela corta, ganadora del premio Alberto Magno 2005, no supone una excepción. Por supuesto, acumula detalles de interés, como la forma de resolver la comunicación no verbal entre los protagonistas o todo lo relacionado con las esferas personales (la escena en la que el chico interacciona con la de su hermano muerto y cómo ésta va perdiendo paulatinamente consciencia resulta especialmente significativa), pero incluye recursos tan prosaicos como el troyano capaz de controlar todo tipo de sistemas o el terrorista loco, y, sobre todo, desaprovecha elementos fundamentales como el escenario: una Praga del futuro de la que apenas vislumbramos detalle alguno (1).

 

(1) Sin olvidar cabos sueltos como que la chica no se cerrara a la red de esferas, con la posibilidad de ser rastreada.

 

Valoración: Interesante

"200", de Santiago Eximeno

 

La multitud se agolpa para tomar parte en la representación. Un número aleatorio decidirá el nivel de implicación de cada participante, mientras el aparente sosiego enmascara el miedo. Son los actores forzosos de un espectáculo de masas, retransmitido por las principales cadenas de televisión en “prime time”. ¿Quiénes son? ¿Por qué su condena? ¿Acaso importa, cuando el destino que les espera es de tamaña crueldad? Uno de los escasos viejos supervivientes podría ser cualquiera de nosotros, alguien que todavía recuerda su antiguo nombre, y la época en la que conoció la libertad. En esta historia, que recuerda escenarios distópicos clave como «1984» ó «La fuga de Logan», la disidencia llega de la mano de un individuo anónimo, alguien que introduce en la mente de un hombre cualquiera la idea de rebelión. ¿Fructificará? ¿Será derrotado?

 

Con este relato, y algunos otros ejemplos recientes como “Camino del cielo”, Eximeno demuestra su altura como prosista, con un lenguaje elaborado, buenas descripciones, personajes y ambientación, dedicando atención a la introspección y la trascendencia. Pese a todo, el autor incurre en el –en mi opinión- pecado de explicitar en demasía los detalles de la historia, con lo que la suspensión de la credulidad por parte del lector se resiente (por irreal) y la función crítica se diluye. Una historia de Gran Hermano, especie de reverso oscuro de la cáustica “Huitzilipotzli tonight”, que podría haber sido reflejada de forma más sutil, con trazos que permitieran denunciar el totalitarismo de nuestro presente.

 

Valoración: Notable

"La última visita", de Iván Olmedo

 

Un viejo se muere en la soledad de su casa de campo. Un espíritu rebelde y combativo hasta el final, cuando es visitado por un ángel muy especial con el que establece un divertido duelo de personalidades. Cuento corto de prometedores inicios (por lenguaje, detalles costumbristas) pero enrevesada resolución, que supone uno de los mejores relatos del autor hasta la fecha.

 

Valoración: Interesante

"Morfeo verdugo", de Yoss

Premio Domingo Santos 2005

 

A principios del siglo XXI, la pena capital ha sido abolida completamente y sustituida por el más humano bloqueo cortical, que asegura igualmente la muerte pero en un plazo indeterminado y sin necesidad de intervención humana. Lewis, condenado cuatro años atrás por doble asesinato, se ha convertido en un personaje tristemente famoso por ser la persona que más ha resistido el bloqueo, un individuo incómodo capaz de desafiar al propio sistema judicial. Sin amigos, viviendo una existencia sistematizada en extremo y trabajando para una empresa de revisión de software de segunda fila, su férrea voluntad de seguir viviendo le impulsa a satisfacer una insólita cruzada personal.

 

Nuevo ciberpunk de factura clásica pero original presupuesto (1), que refleja un futuro reconocible que no es más que la decepcionante prolongación de nuestro presente. De excesiva longitud, posee un discurrir errático (que gira ora hacia la venganza personal ora hacia su ingenuo desenlace), superfluos circunloquios y partes encajadas de manera forzada (como la explicación del nuevo sistema). La personalidad del personaje, misógino y desencantado pero obstinado en grado sumo, proporciona la unidad requerida, al tiempo que añade detalles políticamente incorrectos, divertidos y abundantes guiños cómplices al aficionado.

 

(1) Que, pese a ello, recuerda de alguna manera al relato de Robert Silverberg “Para ver al hombre invisible”, donde un hombre que ha cometido un delito es sentenciado a la “invisibilidad”, convirtiéndose en un paria con el poder de hacer aquello que le venga en gana al precio de la soledad.

 

Valoración: Interesante

"La balada del hombre anuncio", de Alfredo Álamo

 

En un mundo globalizado donde la publicidad alcanza cotas surrealistas, alguien está enviando anuncios asesinos firmando como La Balada del Hombre Anuncio. Mac, un policía inmune a la publicidad, es requerido para luchar contra una epidemia que se ha cobrado ya la vida de una veintena de personas.

 

Álamo inaugura lo que podríamos bautizar como género negro-surreal, un cuento bastante extraño, de inspiración dickiana, que por temática recuerda aquel simpático remueve-conciencias de Daniel Mares llamado “Pubiscidad” (por cierto, también un relato policial). Un ejercicio anárquico de ¿denuncia? del “publiterror” o “actividades publicitarias ilegales” que sufre nuestra sociedad, donde se equiparan los anuncios con virus informáticos.

 

Valoración: Regular

"No me pongas esa cara", de Tomás Donaire

 

Un hombre sufre una insoportable picazón derivada del uso del modelador facial, un dispositivo capaz de alterar el rostro a voluntad y adoptar la fisonomía de cualquier personaje famoso. Cuento simpático hasta su predecible desenlace, cuyo principal valor es la ironía que desprenden los diálogos de pareja.

 

Valoración: Regular

"Lo que significa tu nombre", de Víctor M. Gallardo

 

En una guerra anónima sin apenas marco referencial, el sargento David Estévez es reasignado a Defensa Civil en el frente situado en el levante español. En Granada, su localidad natal, revive viejos fantasmas del pasado y un amor secreto por una teniente con la que teme abrigar esperanzas en tiempos tan difíciles.

 

Relato emparentado con el espléndido “Yo, Winston”, donde el protagonista es otro soldado de una guerra aparentemente diferente pero que, en esencia, es siempre la misma. ¿Quién es el enemigo? ¿Cuál es la razón que impulsa la lucha? Apenas algún esporádico detalle se filtra a través del hermetismo: un frente que se extiende por toda Europa, un enemigo dotado de un alto componente tecnológico (algo llamado el Nexo Glaxo), una contienda que se encamina hacia su final, y unas gentes que van tomando conciencia de su derrota. Gallardo imprime al relato un clima asfixiante y una estructura caótica, con lo que intenta expresar el dramatismo de la guerra y deja entrever sus maneras como creador iconoclasta.

 

Valoración: Notable

"Un día en la vida de una mente despierta", de Hernán Domínguez Nimo

 

Un solitario caminante se adentra en las calles de un apartado pueblo. Es día de mercado y no faltan los truhanes, mentirosos y todo tipo de gentes dispuestas a aprovecharse de los demás en beneficio propio. Pero el caminante posee el don de la presciencia y la capacidad para ver en el interior de sus semejantes; además, su sentido moral le impide apartar la vista ante la injusticia.

 

Hernán Domínguez Nimo recrea en este largo cuento el arquetipo del telépata (1), en donde el personaje, cansado de su condición, anhela la expiación final que traiga paz a su atribulada existencia. Un relato necesariamente introspectivo, algo pesado en sus inicios pero que paulatinamente va adquiriendo la solidez necesaria, aunque el exceso de localismos no ayude ni el título le haga verdadera justicia.

 

(1) Deudor de historias canónicas como «Muero por dentro» de Robert Silverberg.

 

Valoración: Interesante

"Bidesari", de José Ramón Vázquez

 

Mikel es un joven que se gana la vida transportando material de contrabando a través de la frontera que separa la rica España de la independiente Euskadi. Tras la euforia inicial, el nuevo estado hubo de padecer los problemas derivados del aislamiento internacional, la crisis económica y el caos social, que propició la emigración masiva en busca de mejores perspectivas económicas. “Bidesari”, el precio del camino, es decir, el peaje a pagar, es una historia que intenta responder al famoso condicional contrafáctico “¿qué pasaría sí...” en este caso, Euskadi se desgajase de la unidad de España para vivir una existencia independiente, acaso como resultado del controvertido Plan Ibarretxe.

 

La política ficción, especialmente aquella que trata aspectos de nuestra realidad contemporánea, posee una presencia residual en el género pese a su potencialidad como revulsivo (y su reclamo para ventas), posiblemente debido al temor que inspira su carácter polémico, lo que con frecuencia le condena al tratamiento caustico del humor (véase, por ejemplo, la fallida «Si Sabino viviría», de Iban Zaldua). En este caso, la espera ha servido para bien poco, pues -posturas políticas al margen- el relato no pasa de la mera descripción más o menos oportunista de escenario (discutible, obviamente), muy lejos de los resultados especulativos alcanzados, por ejemplo, en la excelente “Ñ”. Con todo, no deja de tener su gracia la equiparación con la posguerra española: la autarquía, el extraperlo, etc.

 

Valoración: Regular

"Víctima y verdugo", de Eduardo Vaquerizo

 

El teniente de volateros Avellaneda de Castro, perteneciente a los tercios viejos desplegados al norte del río Orinoco, recibe la orden de buscar al padre Olaberria, del que no se tienen noticias desde que marchó con intención de fundar una nueva misión en tierras de los belicosos indios ayumara. El encargo sirve al militar para alejarse de una tropa alienada por la guerra y el calor extremo del Amazonas; sin embargo, la incursión por la selva infinita diezmará sus ya de por sí mermadas fuerzas, y la canícula, los salvajes, la enfermedad y la locura de los hombres le sumirán en un estado febril que lo convertirán en testigo de excepción del límite de la condición humana.

 

Vaquerizo escribe una historia tan asfixiante como la selva que le sirve de escenario. La agitación propia de una base de autodirigibles de guerra (artilugios excelentemente descritos en su aspecto técnico); el cansancio y derrotismo de unos soldados alejados de la patria; la ensoñación impregnada en alcohol con la que el protagonista rememora una pasada incursión aérea; su periplo alucinado y macabro... todo ello conduce a una orgía de sangre que alcanza el éxtasis supremo en la muerte. Un relato escalofriante con el que el autor rinde homenaje a uno de los largometrajes más influyentes de la historia del cine (con la selva vietnamita trasmutada en sudamericana, volateros en vez de helicópteros y un militar –ahora sacerdote- erigido en dios supremo).

 

Un cuento teóricamente ubicado en el entorno ucrónico de «Danza de tinieblas» pero con el que, en realidad, apenas posee puntos en común más allá de algunos escasos detalles (motor de hulla, situación político-militar de fondo en España). Un argumento sumamente exótico y terriblemente atractivo, que bosqueja una realidad alterada a través de una ambientación sobresaliente y un lenguaje elegante perfectamente adecuado a contexto. Con todo, la ejecución resulta menos brillante de lo que el exigente argumento requiere.

 

Valoración: Notable alto

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