Valoración en breve:
Duración de un fantasma es un relato que recupera el pulso y las buenas sensaciones de la magnífica trilogía inicial de Ismael Martínez Biurrun, «un relato de almas en fuga y cuerpos que regresan a través del dolor y del deseo» tal y como reza el texto de contraportada.
Con una prosa sencilla aunque de indiscutible elegancia, capítulos que alternan el presente con esclarecedores retornos al pasado y un desenlace, quizá, demasiado arbitrario y poco inspirado, esta original historia queda impresa a fuego en la memoria del lector. A ello contribuye, sin duda, la excepcional portada de Alejandro Pasquale
Duración de un fantasma
-Argumento-
Tras el fallecimiento de su padre, Romana emprende la búsqueda de su hermano Amador, desaparecido tiempo atrás. No lo hace solo para resolver unos asuntos de herencia, sino para escapar del aleteo negro de un fantasma. La acompaña Said, un joven fascinado por las leyendas que envuelven a Amador, y que lucha también por liberarse de sus propios tormentos.
Los dos hermanos son los últimos miembros de la familia Olano, una estirpe que guarda celosamente el secreto de un don extraordinario. Sin embargo, algo ocurrió hace muchos años y ambos juraron no volver a hablar de ello. Desde entonces sus vidas han seguido caminos muy diferentes: Romana sobrevive escribiendo biografías por encargo, mientras que Amador logró cierta fama con una psicoterapia capaz de curar cualquier trastorno de ansiedad o depresión, hasta que fue acusado de provocar varias muertes y quedó relegado a la categoría de vulgar farsante y pronto cayó en el olvido.
De manera inexorable, la rueda del destino gira y les empuja a reunirse otra vez para invocar un nuevo milagro siniestro, porque hay fuerzas que se niegan a permanecer enterradas en la memoria.
-Valoración-
Ismael Martínez Biurrun es uno de los escritores más destacados de la actual narrativa fantástica española. Ha publicado un total de ocho novelas(1), desde la primeriza Infierno Nevado (Equipo Sirius, 2006) a las mucho más elaboradas y satisfactorias Rojo alma, negro sombra (451 Editores, 2008), Mujer abrazada a un cuervo (Salto de Página, 2010), El escondite de Grisha (Santo de Página, 2011), Un minuto antes de la oscuridad (Penguin Random House, 2014), Sigilo (Alianza, 2019), Solo los vivos perdonan (Aristas Martínez, 2022) y la presente Duración de un fantasma, sin olvidar las novelas cortas incluidas en Invasiones (Valdemar, 2017); todas ellas thrillers sobrenaturales altamente climáticos –algunas de carácter apocalíptico o, al menos, distópico– en donde el autor navarro juega con diversos elementos de suspense y terror al tiempo que despliega su particular capacidad de notable estilista. Entre los premios recibidos, Celsius de la Semana Negra de Gijón, Kelvin del festival Celsius 232 y Nocte de la asociación homónima de escritores españoles de terror.
Martínez Biurrun gusta emparejar en sus historias a personajes de muy diferente clase y condición, movidos por un deseo o motivo ignoto que suele desencadenar el elemento fantástico. Narrar los pormenores de estos azarosos protagonistas le permite aflorar sus sentimientos, secretos y anhelos más íntimos, lo que constituye la razón principal de sus escritos. Con frecuencia nos encontramos ante almas desesperadas que experimentan una existencia descarnada con una intensidad emocional fuera de lo común, lo que les conduce hasta una resolución final catártica y definitiva. Además, durante el proceso –que suele adquirir forma de viaje, tanto interior como exterior–, en no pocas ocasiones se revelan los peores monstruos de nuestro inconsciente, aquellos que no conocemos su forma exacta pero que intuimos su existencia y fortaleza.
En esta novela encontramos todos esos elementos que constituyen su particular «marca de la casa», desde protagonistas y secundarios que se asoman al filo del abismo a escenas presididas por una extraordinaria crudeza, como una violación consentida (e, incluso, provocada) o la forma en que una mujer describe cómo «se vació a sí misma» para evitar tener hijos fruto de una mala relación.
Por otra parte, pronto se revela la existencia de una historia soterrada, de una complejidad creciente. La trama adquiere así tintes cada vez más dramáticos, de relato de muerte y de profundo amor con enormes ramificaciones de odio y de dolor, de búsqueda obsesiva por hallar la magia que preside el mundo, de ruptura y despertar nuevamente a la realidad, de unir fuerzas frente a un espíritu vengativo y acosador, de sacrificio y de catarsis.
Duración de un fantasma es un relato que recupera el pulso y las buenas sensaciones de la magnífica trilogía inicial de Ismael Martínez Biurrun, «un relato de almas en fuga y cuerpos que regresan a través del dolor y del deseo» tal y como reza el texto de contraportada.
Con una prosa sencilla aunque de indiscutible elegancia, capítulos que alternan el presente con esclarecedores retornos al pasado y un desenlace, quizá, demasiado arbitrario y poco inspirado, esta original historia queda impresa a fuego en la memoria del lector. A ello contribuye, sin duda, la excepcional portada de Alejandro Pasquale.