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Libros publicados en 2014

Mañana todavía

Nos encontramos ante una antología cuyos resultados satisfacen ampliamente las expectativas. En su interior podemos encontrar historias sorprendentes, reivindicativas, admonitorias; relatos que acumulan una gran capacidad especulativa aunque en ocasiones la calidad literaria no vaya pareja al potencial del autor. Doce fantasías fascinantes y terribles, problemas diversos que acucian a nuestro presente pero extrapolados varios años al futuro y agudizados por nuestra crónica falta de respuesta. Un mensaje de honda preocupación trasladado al título del volumen, un mañana donde todavía cabe la esperanza aunque, probablemente, sea muy diferente a lo que ahora conocemos

Mañana todavía

Una distopía o “utopía negativa” describe una hipotética sociedad indeseable basada en la extrapolación hiperbólica de determinadas conductas sociales, económicas, políticas, culturales, legales o religiosas que corresponden a la época y lugar en que son concebidas. Suelen ser sociedades totalitarias en donde una élite acapara todo el poder y recursos mientras que una gran masa de desfavorecidos sufre las consecuencias, aunque en no pocas ocasiones la distopía se traviste de utopía global y es preciso profundizar hasta sus capas más profundas para tomar conciencia de la manipulación a la que se está siendo sometido.

 

Como es lógico, las distopías han ido variando a lo largo del tiempo y, así, en el siglo XIX centraban su interés en las pesadillas luditas y sobre darwinismo social, en el XX se caracterizaban por obras de perfil más comprometido a nivel político, económico e individual («1984» de George Orwell, «Un mundo feliz» de Aldous Huxley, «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury, «Nosotros» de Yevgueni Zamiatin, «Mercaderes del espacio» de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, «V de vendetta» de Alan Moore y David Lloyd), mientras que los ejemplos más recientes suelen ubicarse en un futuro cercano agobiado por graves problemas medioambientales y dominado por poderosas corporaciones transnacionales («La chica mecánica», de Paolo Bacigalupi).

 

La crisis económica y de valores que padece nuestro actual modelo social, la pérdida de derechos y libertades en favor de un mundo teóricamente más competitivo y seguro, la sensación de corrupción generalizada, la desafección hacia la clase política, el poder creciente de las grandes multinacionales y grupos financieros que buscan el beneficio a corto plazo, han alimentado una visión pesimista hacia el futuro y, como ha ocurrido en otros periodos de crisis, las distopías vuelven a estar de máxima actualidad. Pero no debemos olvidar que este subgénero literario sirve de extraordinario laboratorio de ideas con un afán crítico constructivo antes que intención de pavimentar el camino hacia el abismo.

 

«Mañana todavía», antología coordinada por el periodista, escritor («El libro de Morfeo», «El baile del sonámbulo») y asesor del sello Fantascy Ricard Ruiz Garzón, es, por tanto, un libro muy oportuno y ciertamente necesario dado el contexto actual. Un volumen que reúne doce distopías para el siglo XXI -un subtítulo, a mi juicio, muy acertado-, doce narraciones de otros tantos destacados autores que asumen el reto de trasladar al papel los defectos de nuestro propio sistema, sus inquietudes y temores acerca del mañana. Un tema trascendente y con la capacidad de despertar un interés crítico no sólo entre los aficionados a la ciencia ficción sino también entre la ciudadanía en general.

 

Nos encontramos ante una antología de encargo, que aprovecha el 30 aniversario del cumplimiento de la mítica fecha de 1984, pero cuyos resultados satisfacen a mi juicio ampliamente las expectativas. En su interior podemos encontrar historias sorprendentes, reivindicativas, admonitorias; relatos que acumulan una gran capacidad especulativa aunque en ocasiones la calidad literaria no vaya pareja al potencial del autor. Cuentos de grandes narradores que han cultivado el género fantástico con relativa frecuencia, como los conocidos Laura Gallego, Emilio Bueso, Elia Barceló, Félix J. Palma, Juan Miguel Aguilera, Rodolfo Martínez, Susana Vallejo, Juan Jacinto Muñoz Rengel y Javier Negrete, junto a francotiradores de contrastado talento como Rosa Montero y Marc Pastor y académicos de la talla de José María Merino. Todos relatos inéditos, excepto el de Félix J. Palma revisado para la ocasión, y el de Rosa Montero publicado por entregas en el diario El País.

 

Doce fantasías fascinantes y terribles, escritas de forma libre para la ocasión y con una absoluta variedad de temas y estilos, que ponen el foco en diferentes ejemplos de sociedad represiva, la manipulación política e informativa, los problemas energéticos, los riesgos del progreso científico, diversas catástrofes medioambientales, y un largo etcétera. Es decir, problemas que acucian a nuestro presente pero extrapolados varios años al futuro y agudizados por nuestra crónica falta de respuesta. Un mensaje de honda preocupación trasladado al título del volumen, un mañana donde todavía cabe la esperanza aunque, probablemente, sea muy diferente a lo que ahora conocemos.

 

Existen muchas más razones que añaden atractivo a este libro. En él podemos encontrar algunas de las mejores distopías jamás escritas por un autor español, aunque ciertamente estamos ante una temática poco frecuentada en nuestra literatura. Es, además, una propuesta que a mi juicio supera la suma de las historias individuales aquí contenidas, y que une talento creativo, una óptica autóctona y una evidente intención de ruptura de géneros, entre literatura adulta y juvenil. Una antología que sufrió un afortunado cambio de portada y se inicia con un ilustrativo prólogo para extenderse durante medio millar de interesantísimas páginas con la calidad de edición que caracteriza a los sellos de PRH.

 

Espero y deseo que este libro sea todo un éxito y propicie una pronta segunda entrega, con estos mismos autores y otros nuevos que se incorporen al proyecto. Necesitamos obras que nos hablen del mañana, hoy.

 

 

Incluye:

"WeKids", de Laura Gallego

"Al garete", de Emilio Bueso

"2084. Después de la revolución", de Elia Barceló

"Instrucciones para cambiar el mundo", de Félix J. Palma

"El error", de Rosa Montero

"Limpieza de sangre", de Juan Miguel Aguilera

"Camp Century", de Marc Pastor

"En el ático", de Rodolfo Martínez

"La inteligencia definitiva", de José María Merino

"Gracia", de Susana Vallejo

"Colapso", de Juan Jacinto Muñoz Rengel

"Los centinelas del tiempo", de Javier Negrete

 

 

"WeKids", de Laura Gallego

 

 

En la sociedad de pasado mañana todo el mundo interacciona en las redes. Cuanto mayor es tu nivel de popularidad más alto puedes ascender en la escala social y mejores oportunidades laborales llegar a obtener; por eso tu futuro depende en gran medida de cuando te familiarices con su manejo y cuánto tiempo estés dispuesto a dedicar a la tarea. En ese mundo WeKids es la red social infantil más popular, un espacio seguro protegido por múltiples medidas de seguridad y una férrea legislación en donde los padres pueden dejar que sus hijos jueguen tranquilos. Un canal exclusivo para niños en el que los adultos tienen explícitamente prohibido el acceso.

 

Lucas Laval y Alfredo García nacieron el mismo día en el mundo real y virtual. Apenas tres horas después del parto sus padres ya habían creado un perfil específico en WeKids, que se encargaron de actualizar periódicamente hasta que tuvieron edad suficiente como para hacerlo por sí mismos. Son dos niños muy diferentes: mientras Freddy es un muchacho dotado de una simpatía natural que reorientó hacia el objetivo de convertirse en un personaje mediático, Lucas –más serio, reflexivo e inteligente- se especializó en realizar una labor divulgativa creando un canal temático sobre ciencia. Un concurso de popularidad organizado por la propia WeKids les brinda la oportunidad de conocerse y competir por demostrar quién es el mejor. En esta pugna cada uno juega sus cartas para conseguir el propósito que han perseguido siempre.

 

 

“Wekids” se ambienta en un futuro muy cercano en donde las redes sociales condicionan la vida de las personas y su forma de relacionarse hasta extremos que se antojan perfectamente plausibles. Un futuro que, en realidad, corresponde a nuestro presente salvo por el detalle de la existencia de una nueva red que la tecnología actual podría perfectamente crear.

 

En esta historia Laura Gallego experimenta un fuerte cambio de registro respecto al género en que muchos la habíamos encasillado -fantasía épica y juvenil-, si bien es cierto que anteriormente había publicado ficción adulta. Esta doctora en Filología Hispánica, especializada en literatura medieval y libros de caballería, afronta su crítica con un estilo fluido en el que predomina lo narrativo frente a lo descriptivo, con un narrador quizá demasiado presente que revela poco a poco nuevos detalles de la trama hasta un desenlace valiente que lo reconcilia con el loable propósito de remover nuestras conciencias.

 

Valoración: Muy Interesante

 

"Al garete", de Emilio Bueso

 

 

Cuando los polos se fundieron, la crecida de las aguas anegó la superficie del planeta liberando a los mares gran cantidad de agentes tóxicos contenidos en complejos industriales. El medio ambiente sufrió una violenta transformación, miles de especies perecieron mientras otras mutaron para adaptarse, como una plaga, al nuevo ecosistema. Solo los hombres fueron ajenos a estos cambios (1), subsistiendo de forma tozuda en una infinita caravana de pateras y embarcaciones precarias a la deriva de las corrientes oceánicas, buscando, anhelantes, alguna de las últimas costas en un éxodo ciego. Pero son muchos los que creen que ya no quedan tierras emergidas, que nadie hay al mando del timón que conduce al convoy (2). En este inestable microcosmos algunos supervivientes adquieren un momentáneo protagonismo; como Santiago, el peregrino que salta de barca en barca buscando su propio norte y ofreciendo noticias y rumores a cambio de comida y techo.

 

 

Si algo define a Emilio Bueso escritor es su inimitable estilo. Radical, iconoclasta, provocador, afilado, crudo… son algunos epítetos aplicables, sin olvidar su hipnótica prosa, los personajes en conflicto, su espectacular puesta en escena –en apenas unos párrafos es capaz de esbozar un universo original e increíblemente sólido- y la singular fuerza de sus imágenes, con frecuencia visiones de la desolación tecnológica y medioambiental a la que nos ha conducido nuestra estupidez y egoísmo, narradas con una irreverencia propia de una mentalidad visceral e incorruptible; como una suma de talentos entre un Ballard y un Houellebecq.

 

En el presente relato debemos dejar al margen el improbable detalle de que hubiese tanta agua como para anegar el mundo -apreciación que se toma la molestia de enunciar uno de los personajes-, para centrarnos en la almadía, que representa nuestra espantosa y ciega huida hacia delante como civilización. Bien podríamos estar ante los últimos seres humanos sobre la faz de la Tierra, atrapados sin saberlo en un bucle sin fin y arrastrados por una corriente circular mientras la ansiada tierra firme no es más que un paraje devastado y sin vida. Un sarcástico revés para la raza humana, no por ello menos merecido.

 

Una historia desasosegante que posee un desenlace abierto y sujeto a interpretación, como la vida misma.

 

 

(1) Todo una metáfora

(2) Idea ya formulada al comienzo de su novela «Cenital»

 

Valoración: Notable

 

"2084. Después de la revolución", de Elia Barceló

 

 

En la sociedad surgida tras la Revolución de la Furia se abolieron derechos y libertades para erigir sobre las cenizas del viejo mundo un nuevo modelo social en donde nunca más tendría cabida la violencia. Una estructura jerárquica dominada por una casta de dirigentes o “cartaplatino”, y tres capas sociales organizadas según su nivel de privilegio: los “cartaoro”, “cartaplata” y “cartabronce”, además de los excluidos o “huesos”. La pertenencia a uno u otro estrato social no viene determinada por el dinero u otros factores exógenos sino por el lugar de nacimiento, sin posibilidad de cambio. Una sociedad segura, estable y próspera gracias a su inmutabilidad, en donde todo el mundo asume el rol que le ha tocado vivir en suerte sin descontento o disidencia. Un mundo donde la tecnología ha hecho posible la existencia de individuos somatizados (mejorados físicamente) y genomizados (mejorados genéticamente), además de los privilegiados naturales que no precisan mejoras pues todos los demás deben servirles.

 

Laia y Sole comparten habitación en su primer día en la Casa. Dos muchachas muy diferentes, pues mientras Sole sigue a pies juntillas las consignas del gobierno, la inconformista Laia se considera una ciudadana libre oriunda de una de las escasas ecoaldeas que aún subsisten en el mundo. La Casa les provee de todo cuanto necesitan: alimentación, vestuario, salud, entretenimiento, dinero, belleza… a cambio de un nuevo tipo de servidumbre para los poderosos “cartaplatino”. Alfonso es el director de la Casa y su interés por Laia pasa a un plano personal en cuanto averigüe su relación con un familiar, un hilo peligroso que conduce a descubrir algunas respuestas que nadie desea conocer acerca de las reglas que rigen el nuevo mundo.

 

 

Relato que transcurre exactamente un siglo después de la mítica efeméride de 1984, una historia ambientada en una España convertida en lugar de uso y disfrute para los nuevos dueños del mundo, con el patrimonio histórico y artístico nacional a su entera disposición. Una visión que exalta no solo la falta de libertades individuales sino que agudiza diversos aspectos negativos de nuestro presente, como son el consumismo, la despersonalización, la exclusión social, el abandono de los mayores, el adocenamiento de las masas para evitar el replanteamiento del orden establecido, la influencia perversa de las modas, el desastre medioambiental, el olvido del pasado y consiguiente pérdida de conciencia acerca de nuestra dignidad, etc.

 

Se trata, a mi juicio, de una distopía bien desarrollada en muchos puntos aunque algunos extremos puedan resultar poco verosímiles (léase los sistemas anti-inmigración) y cuya calidad literaria no va pareja con la proverbial riqueza de estilo de la autora de «Corazón de tango». Un texto demasiado enunciativo y con largas explicaciones apenas integradas en la trama, en el que puede haber pesado la escritura de su nueva serie juvenil. Con todo, ofrece una mirada de interés acerca de un oscuro futuro que induce a la reflexión.

 

Valoración: Muy Interesante

 

"Instrucciones para cambiar el mundo", de Félix J. Palma

 

 

En una ciudad superpoblada y absurda, en donde todo el mundo usa pijama para salir a la calle y viste traje para dormir, un anodino oficinista de una impersonal empresa de logística sueña con volar algún día a la colonia lunar. Como cada mañana, espera al autobús aterido de frío para, una vez en su interior, desayunar de pie un rápido café apretujado entre docenas de somnolientos conciudadanos y bajarse media hora después prácticamente en el mismo lugar, caminar un largo trecho hasta su cubículo y comenzar un nuevo día de trabajo consistente en deshacer la labor realizada por otros, que a su vez será deshecha por la siguiente sección de una interminable cadena, y así ad infinitum.

 

Solo Paula, la atractiva secretaria del jefe de sección, rompe la melancólica monotonía de su existencia. Su atracción por ella proviene de su valentía para llevar la contraria a la vida, desde sentarse en la silla y emplear la mesa para rellenar informes a tomar una taza caliente cuando arrecia el frío. Día a día, transforman el cuartucho de la casa de huéspedes que habita Paula en el centro de su amor, un affaire clandestino que va en contra de las normas establecidas y les permite entrever una posible alternativa al modo de vida triste y absurdo que habían llegado a aceptar como el único posible. Y lo que comienza como un juego excitante y pecaminoso, da paso a una auténtica revolución.

 

 

Nos encontramos ante uno de los relatos más celebrados de Félix J. Palma, un excepcional prosista en distancias cortas que cuenta en su haber con cinco recopilaciones propias y un centenar de premios. Publicado originalmente en 2002 en una de las tristemente desaparecidas antologías Artifex coordinadas por Luis G. Prado y Julián Díez, esta particular historia de amor, que acontece en un régimen tan surrealista como el descrito en «Brazyl» de Terry Gilliam, no ha perdido un ápice de su corrosiva ironía ni su capacidad para retratar nuestra realidad como un absurdo espejo deformante.

 

Es ésta una historia sensible, sorprendente y esperanzadora pese a su amargo desenlace, en la que todos podemos vernos, de una u otra forma, reflejados: desde nuestra rutinaria, vacía y aburrida existencia, a las tareas que llevamos a cabo por pura inercia y que nadie se plantea cambiar, o nuestros anhelos más íntimos y románticos… porque todos somos simples engranajes atrapados dentro de una compleja maquinaria social.

 

Un texto repleto de chispazos de ingenio, originalísimas metáforas y festivos epítetos cargados de un simpático humor gaditano. Un estilo elegante, poético, disparatado y pleno de simbolismo de quien en estos momentos es, sin lugar a dudas, el autor más internacional del nuevo fantástico español.

 

Valoración: Muy Notable

 

"El error", de Rosa Montero

 

 

Alma es una ingeniera energética que, al regresar de una tarea puntual en uno de los sectores más contaminados del país, le es denegada la entrada al Sector Uno, lugar de residencia de los privilegiados. Rechazada y humillada por primera vez en su vida, sin familia ni amigos a quien acudir tras una vida entregada por entero al trabajo, la incredulidad e ira dan paso, paulatinamente, a la más funesta impotencia.

 

 

Relato publicado originalmente en agosto de 2009 en un suplemento veraniego de El País. La autora de «Lágrimas en la lluvia» (Seix Barral, 2011), homenaje al «Blade Runner» de Ridley Scott, propone una situación absurda y asfixiante que podríamos protagonizar algún día. Un mundo de perfección tecnológica, con ordenadores de muñeca, implantes de memoria, trenes bala, cirugía plástica rejuvenecedora, androides… un sociedad completamente informatizada en la que no cabe pensar en un posible error de la máquina.

 

Sin grandes alardes, y con un estilo narrativo centrado en la trama, esta historia se desarrolla por derroteros perfectamente previsibles que me han recordado al clásico de Domingo Santos “Señor, su cuenta no existe” (que tampoco era, precisamente, demasiado original).

 

Valoración: Interesante

 

"Limpieza de sangre", de Juan Miguel Aguilera

 

 

En una Europa balcanizada, asolada por una gran Plaga y convertida al Islam, Samir cumple su mandato como médico de guardia en el puesto de control de las Torres de Serrano en Valencia, una de las puertas de acceso erizadas de ametralladoras que conducen al interior de la nuevamente fortificada ciudad. Cuando salta la alarma, corre a embutirse en un traje biológico de contención para recibir a dos intrusos que se acercan tambaleantes por el desértico camino. Un hombre claramente infectado por el mal, que es inmediatamente sacrificado, y una mujer con burka, en apariencia sana aunque con evidentes signos de maltrato. En contra de los consejos de los soldados y el dictado de las buenas costumbres, Samir decide conducirla al campamento de acogida y ayuda a restañar sus heridas; una situación muy peligrosa para el joven facultativo, pues en un régimen talibán donde rige la sharia o ley islámica a ningún médico varón le está permitido tocar siquiera a una mujer.

 

 

Más que una distopía, Aguilera desarrolla un espléndido escenario posapocalíptico, de justificación ciertamente forzada aunque aterradoramente simple. El escritor valenciano traslada a ese futuro no demasiado lejano la involución de nuestra sociedad occidental, insertando postulados retrógrados y machistas presentes en regímenes actuales donde la mujer es un sujeto pasivo cuya existencia está indisolublemente ligada a familia o esposo. Mujeres confinadas en el hogar y sin derecho a educación o trabajo, que cumplen el único rol de la procreación y que con frecuencia mueren por complicaciones derivadas del parto o por una simple enfermedad común al serles negado también la sanidad. Una sociedad temerosa del prójimo en donde la tecnología es empleada para el adoctrinamiento político y religioso –cada televisor posee un audímetro para controlar el seguimiento efectivo de los programas institucionales, a través de los cuales el Mahdi o hombre santo alecciona a la población sobre cuestiones que atañen a la fe y a la vida civil como un todo indisoluble-.

 

Aguilera ofrece algunos buenos ejemplos de mixtura entre Islam y viejas costumbres en expresiones y formas de saludo del tipo “Confiemos en Dios”, “Dios misericordioso” o “La paz sea contigo”, obviando el característico “Alá es grande”, así como otros importantes detalles de ambientación como que el ulema porte un rosario y, en un determinado momento, comience a rezar lejos de la mezquita. Elementos que sitúan al lector en unas coordenadas reconocibles aunque ajenas, en un universo claramente alternativo.

 

Como acostumbra, el personaje elegido para encarar la descripción del mundo es un hombre de ciencia: Samir, un médico joven y culto que atesora libros prohibidos –novelas en inglés, que justifica como textos científicos-, y junto a él un conjunto de secundarios que encarnan intereses perfectamente razonables en el universo que les ha tocado en suerte.

 

Un texto original y valiente, con una magnífica puesta en escena y una notable solidez narrativa, que se completa, además, con abundantes giros de la trama. Aunque tanto vaivén (y algunas ociosas explicaciones) no beneficia precisamente al relato, que a cambio de mantener en vilo al lector termina por transformarse en un deslucido thriller de acción, historia de amor incluida. Con todo, contiene la mejor escena de sexo que he tenido oportunidad de leer en la ciencia ficción española (vista, además, desde la óptica de un musulmán, lo que sin duda añade un plus de interés y otredad).

 

Una distopía tristemente muy real para las mujeres que viven en estados islámicos fundamentalistas.

 

Valoración: Muy Interesante

 

"Camp Century", de Marc Pastor

 

 

Cuando su padre muere, el joven Sulemán decide abandonar el refugio de alta montaña donde habían subsistido e irse a vivir a Camp Century con los últimos hombres libres. En apariencia un paupérrimo asentamiento humano en Groenlandia, pero bajo las nieves perpetuas se esconde un antiguo complejo armamentístico con capacidad para medio millar de personas. Un escondite perfecto para los restos de la humanidad que, quince años atrás, sufrió la persecución y exterminio por parte de una especie invasora, los Veges, de mimética apariencia humana pero carente de sentimientos o empatía.

 

Solo en el mundo, decide unirse a los Vigilantes. Entre sus obligaciones diarias se encuentra leer e imaginar, transcribir en un cuaderno sus experiencias y pensamientos, demostrar que sigue siendo humano. Reflexiones que luego son inspeccionadas por los Lectores con el fin de advertir cualquier atisbo de conducta sospechosa y notificarlo al líder, el Escritor, porque en este entorno cerrado regido por estrictos criterios de supervivencia no se permite la más leve disidencia. No sin reservas, Sulemán se adapta a la nueva situación y, al cabo de un año, está preparado para su primera incursión al continente en busca de víveres, semillas y herramientas, oportunidad que aprovecha para conocer de primera mano la realidad que asola al mundo.

 

 

Nos encontramos ante un nuevo escenario posapocalíptico surgido tras la clásica invasión extraterrestre, en este caso ambientado años después de los acontecimientos narrados en la exitosa novela «El año de la plaga» (2010, RBA). Una historia que refleja el temor de los personajes a perder su humanidad, suplantados –como en «La invasión de los ladrones de cuerpos»- por hombres-planta vulnerables al frío. Una otredad metafórica que combina bien con la policía del pensamiento encarnada por los Lectores, y que se suma al suspense y aventura de la peripecia personal del protagonista hasta culminar en un desenlace que despierta ecos de «1984».

 

Valoración: Muy Interesante

 

"En el ático", de Rodolfo Martínez

 

 

Alberta es una veterana sargento de las fuerzas especiales de las milicias corporativas. Enfrentada a un consejo de guerra por un error que cometió en el pasado, sus superiores le ofrecen la oportunidad de conmutar su pena a cambio del puesto de guardaespaldas de un magnate de la industria químico-alimentaria, un joven ambicioso que recientemente había heredado uno de los principales zaibatsus del planeta. Durante los próximos cinco años será su brazo ejecutor, sicario y amante, habitará en el ático de la pirámide truncada que sirve de sede a la corporación y ayudará a dirigir los destinos de la empresa y el de sus millones de personas dependientes. Y como primera misión, ha de eliminar los clones que el padre del magnate diseminó en un intento por perpetuarse, ya que en caso de alcanzar la mayoría de edad podrían disputar la jefatura.

 

 

Cyberpunk de acento distópico, ritmo frenético y final apoteósico. Una historia de corte clásico que presenta como protagonista a una mujer de acción dotada de un fuerte carácter, elemento que en los últimos años se ha convertido en signo distintivo del escritor asturiano, junto con una alta dosis de violencia, sexo y humor negro, sin olvidar la sumamente adictiva trama. El tono sombrío del personaje está también presente en prácticamente toda su obra, desde «Las astillas de Yavé», «Los sicarios del cielo», «El sueño del rey rojo» o «La Sonrisa del Gato», por citar solo algunas. Una narrativa tan fluida y amena como acostumbra aunque en el tratamiento de personajes se aprecia una mayor madurez y una evolución hacia escenas cada vez más “hard-boiled” (crudas).

 

Martínez presenta una sociedad rígidamente jerárquica, un microcosmos reducido para la mayoría de mortales a la pirámide de la corporación a la que deben obediencia; una estructura social muy básica para un mundo ultratecnificado en donde las relaciones humanas se reducen al más puro materialismo, entre edificios de plastividrio, minirreactores, trivi mural, neopiel y chips de modificación voluntaria del comportamiento y de placer autoinducido, sólo al alcance de los más ricos. Con todo, plantea algunos interesantes dilemas hasta su previsible desenlace.

 

Valoración: Muy Interesante

 

"La inteligencia definitiva", de José María Merino

 

 

En el siglo XXI, el elevado grado de dependencia de los sofisticados teléfonos móviles es objeto de enorme preocupación por parte de Bruno quien, después de una revelación producto de un extraño sueño, decide junto a doce incondicionales hacer realidad su ideal de vivir en plena naturaleza al margen de la alienante influencia de la tecnología. Cuatro generaciones después, los Reacios constituyen una próspera comunidad agrícola y ganadera, un territorio feliz donde la vida se desarrolla con placidez asociada a la subsistencia y los vástagos son educados en la riqueza de las ficciones y las sabidurías clásicas. Pero cierto día todos los niños del pueblo regresan a sus casas con un pequeño dispositivo tecnológico en la mano: es LID, La Inteligencia Definitiva, que les reclama algo que solo los humanos libres están en condiciones de ofrecer.

 

 

Relato admonitorio que critica, con notable tosquedad, la banalidad embrutecedora con que una mayoría de usuarios emplea la tecnología móvil. Merino aprovecha la ocasión para mostrar su particular visión utópica del mundo, una Arcadia atecnológica que sitúa en un valle del Pirineo y que completa con diversos guiños a la Tierra Media de Tolkien.

 

Como gran defensor del género fantástico, este miembro de la Real Academia Española de la Lengua no podía faltar a la cita. Sus relatos de ciencia ficción –véase «Las puertas de lo posible»- aparecen siempre impregnados de un voluntarioso discurso filosófico, un marcado fatalismo acerca del destino de la humanidad que se sustancia en el eterno conflicto entre naturaleza y tecnología, hombre y máquina; son historias que adolecen de desarrollos ingenuos y previsibles, de desenlaces escorados hacia lo moralista en donde no resulta difícil encontrar perlas de irracionalidad para cualquier mente mínimamente científica (“La incesante actividad de los móviles genera un potente y continuo consumo de energía que tal vez estaba engendrando algún tipo de conciencia”). Un relato, a mi juicio, demasiado preocupado por el mensaje y muy poco por la riqueza de estilo.

 

Valoración: Regular

 

"Gracia", de Susana Vallejo

 

 

Gracia regresa al barrio donde creció para ayudar a su abuela con las exequias de su compañera, una partera con quien había convivido durante largo tiempo. La anciana, también llamada Gracia, echa de menos a su nieta, aunque se alegra de que pudiera escapar del degradado suburbio y vivir rodeada de lujos junto a su rico marido en una gran casa en la montaña. La voluntariosa mujer sacó adelante a su nieta cuando murió su madre, en los oscuros días después del Pico; ahora, sentadas en la terraza de la azotea al anochecer, rememoran cómo era la vida en los viejos tiempos, poco después de que una gripe acabara con la mayoría de la población y acentuara la crisis de principios de siglo, cuyos continuos recortes y lento declinar del estado del bienestar provocaron la desaparición de la clase media.

 

 

Susana Vallejo ubica su historia en el popular barrio de Sants de Barcelona, en un tiempo posterior a la actual crisis y con dos mujeres bregadas por la vida como protagonistas. Es, sin lugar a dudas, uno de los relatos con una mayor preocupación formal de todos los incluidos en el presente volumen, una aportación contundente que, pese a la crudeza de algunas escenas, sugiere más que explicita y permite al lector elaborar su propia composición de lugar.

 

Pese a unos comienzos titubeantes, esta historia íntima y sentimental, bien narrada y dotada de unos diálogos muy naturales, destila humanidad y no solo fría lógica, que se aprecia en frases del tipo “El futuro se abría paso entre la carne y la sangre, como siempre lo había hecho”, o reflexiones que logran captar el aroma de la nostalgia (“Su cerebro reconoció el olor del lugar y la colcha deshilachada por el tiempo, y su consciencia, sencillamente, se deshizo y se dejó mecer por el pasado”).

 

Un cuento que recuerda a la notable y desesperanzadora película «Hijos de hombres» por la sensación de calma tensa mientras el mundo, sin apenas nacimientos y subsistiendo gracias a canibalizar las migajas del pasado, se viene literalmente abajo.

 

Valoración: Notable

 

"Colapso", de Juan Jacinto Muñoz Rengel

 

 

Una pareja acomodada alquila los servicios de una niñera para acudir a una importante cena de trabajo, una aburrida reunión de responsables de marketing que temen perder sus empleos. La canguro es una adolescente que no les causa buena impresión, pero no les queda más remedio que confiar sus hijos a la desconocida. Durante la velada, consultan en remoto las cámaras de vídeo del hogar hasta que, preocupados, deciden regresar a casa en su vehículo automático sin conductor; pero las carreteras se encuentran colapsadas por múltiples accidentes de tráfico y el teléfono de la policía no responde. ¿Qué estaba ocurriendo en esta sociedad tecnológicamente perfecta?.

 

 

Muñoz Rengel retrata una sociedad evolucionada de la presente en donde la tecnología a prueba de fallos ha sustituido a la intervención humana; un mundo teóricamente más seguro, cómodo, conectado y predecible, pero también mucho más injusto pues una élite de privilegiados gobierna a una gran masa de desfavorecidos, con la clase media prácticamente desaparecida. Un thriller, a mi juicio, un tanto descafeinado que podía haber dado más de sí aunque contiene algunas reflexiones de interés, como el hecho de que las personas nos estemos transformando en meros repetidores de información, carentes de capacidad crítica y criterio propio.

 

Valoración: Interesante

 

"Los centinelas del tiempo", de Javier Negrete

 

 

Pablo es un joven y tímido estudiante de instituto que se aburre soberanamente mientras lee «El señor de los anillos» durante su clase semanal de Animación a la Lectura. En realidad, una versión reducida de apenas dos centenares de páginas, revisada para cumplir los modernos estándares de igualdad de género, clase, etnia y edad, eliminados cualquier rastro de agresividad y caducos modelos dominantes y sexistas, y con laxas normas sintácticas para simplificar el proceso cognitivo.

 

En un descuido de la responsable de la biblioteca descubre un sótano que alberga miles de libros antiguos en papel, sin censurar. Un verdadero tesoro que recorre embelesado, hojeando volúmenes y redescubriendo el placer de la lectura, hasta que encuentra a Torbado, un viejo profesor de latín y griego que hace las veces de bibliotecario y que le habla de tiempos pasados. Junto a él y Luisa, una madura profesora que también conoció el proceso de “discriminación positiva” en la educación, orquestan un pequeño club de amantes de los libros, los Centinelas del Tiempo, pero la junta de profesorado -dominada por el coordinador de Formación Ciudadana (ideólogo del centro) y la Técnica de Igualdad- decide promover nuevas actitudes saludables de vida y comportamiento. El tiempo del modesto círculo de conspiradores está próximo a su fin.

 

 

Corren tiempos de corrección política. En esta indeseable utopía de perfección igualitaria Negrete critica con dureza y amplias dosis de ácida ironía actitudes asentadas en sofismas modernos que atentan contra la racionalidad, la cultura y los derechos individuales de las personas; actitudes que, no obstante, constituyen tendencia en el ámbito educativo, político, social y laboral, y que empiezan a traspasar la frontera de la revisión exhaustiva del lenguaje o la evitación de estereotipos para adentrarse en un peligroso terreno represor.

 

En el texto podemos hallar múltiples ejemplos que hoy día ya no se antojan tan disparatados, como el hecho de alterar obras literarias atendiendo a supuestas razones pedagógicas; aplicar a pies juntillas conclusiones de absurdos estudios sobre la comunidad escolar, como la supresión del timbre entre clases para evitar el estrés, la obligación de mantener los despachos permanentemente abiertos, o establecer penalizaciones por el uso de un “lenguaje en proceso de erradicación” (palabrotas, banales comentarios despectivos); considerar hostigamiento sexista a mirar detenidamente a la persona por la que sientes atracción; llevar a cabo campañas invasivas en contra del consumo de determinados alimentos poco saludables, la ingesta moderada de alcohol o el uso de medios de transporte privados atendiendo a una supuesta ejemplaridad; reducir el nivel de uso del frigorífico o la calefacción hasta límites ridículos en virtud de un consumo responsable de electricidad; y así hasta llegar a normas absolutamente desquiciadas relativas a la prohibición a los adultos (salvo familiares directos y colectivos docente y médico) de acercarse a “personas menores” a una distancia inferior a dos metros como medida profiláctica contra la pederastia o la recomendación de rellenar un formulario de “solicitud de relación afectiva, modalidad transitoria” para cubrirse ante posibles demandas por acoso.

 

Una sociedad en apariencia bienintencionada pero regida por unos endebles principios morales que, con la excusa del respeto a la diversidad, evita pronunciarse ante atropellos contra los derechos humanos, la historia y la cultura, se rebaja a la tiranía de la hipocresía y la doble moral, y se deja manipular por fanáticos de la cultura autóctona y censores biempensantes aliados de los nuevos abanderados de la intolerancia. Una sociedad que impone normas cada vez más restrictivas y arbitrarias hasta caer en un nuevo totalitarismo. Una sociedad que es la nuestra y una distopía en la que desgraciadamente ya vivimos inmersos.

 

Es posible que este relato peque de una cierta intencionalidad admonitoria, de incluir escenas un tanto forzadas (el descubrimiento de la biblioteca oculta, el revelador encuentro con el bibliotecario), de ofrecer un primer desenlace a modo de homenaje de quienes vivieron y amaron la literatura popular de los años 70-80 y no brillar en lo literario a la altura de lo que cabría esperar en quien considero el mejor estilista en activo de la literatura fantástica española, pero qué duda cabe que la historia no se presta a grandes veleidades de estilo y cuenta con algunos momentos realmente inspirados, con una gran profundidad de mensaje y un tono evocador que atrapa la complicidad del lector para hacernos revivir la magia irrepetible de las primeras lecturas y el amor por los libros.

 

Una novela corta muy destacable, inspirada en el discurso de una ex ministra, que supone un broche de oro y cierre de la antología. A destacar la fundamentada crítica al mundo docente que el autor conoce de primera mano, los detalles autobiográficos proyectados en la figura de Torbado (antiguo profesor de latín y griego, escritor y repudiado por el régimen, cuya edad próxima a los 90 años permite situar cronológicamente la historia en torno al año 2050) y los guiños a libros que presumiblemente marcaron la infancia y juventud de Negrete, a saber: «La Odisea» de Homero, «El Señor de los Anillos», «La colina de Watership», «Los libros de Terramar» de Ursula K. Le Guin, «La patrulla del tiempo» de Poul Anderson…

 

Una distopía que, felizmente, ofrece un rayo de esperanza en el futuro y, por supuesto, una renovada confianza en los libros.

 

Valoración: Notable

 

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